Dios, refugio del alma



 
En la negra tormenta, en la incertidumbre y en la sequedad, miraré al cielo y clamaré a Dios, refugio del alma es él.

Cuando me sienta solo, cuando se me acaben las fuerzas, me postraré, en mis rodillas y adoraré a Dios, refugio del alma es él.

En el día malo, en la noche más oscura, cuando la neblina me traiga intranquilidad, cantaré con fuerza a Dios, refugio del alma es él.

Si vienen los temores, si viene el dolor, y aún el terror venga amenazante, descansaré en Dios, refugio del alma es él.

Quizá mis enemigos estén esperando mi fracaso, con risas vean mi calamidad, cenaré con Dios, refugio del alma es él.

La muerte querrá pisar mi casa, el miedo y la angustia quieren mi atención, platicaré con Dios, refugio del alma es él. 

Aunque el mismo diablo me quiera destruir, y con sus planes quiera mi fe tumbar, esperaré en Dios, refugio del alma es él.

Refugio del alma siempre es Dios, escondedero fiel, protección eterna, consolador amoroso, en él siempre confiaré. 


Arturo Aguilar

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